miércoles, 18 de mayo de 2011

LA CULPA ES DE DIOS

Cuento.

Sí, la culpa definitivamente la tiene Dios; cada primavera es exactamente lo mismo, vivo en un gravísimo dilema acerca de mi statu quo, y la terrible batalla que libran mis sólidos principios morales y las obscuras, y aún más determinantes fuerzas del mal con que me empacaron cuando vine a este mundo, ¿cómo a qué me refiero? , pero si está clarísimo.

Las veo más felices, radiantes, hermosas, voluptuosas, exuberantes, con su capacidad de libido al límite; ellas lo saben, y además saben también que yo lo sé, luego entonces, se dejan mirar, admirar, desear, amar; con ese rubor en sus mejillas de tal coquetería que no hay defensa alguna contra esa arma letal , ¿cómo a quiènes describo? ¡Carajo! Pues a quiénes va a ser; a las MUJERES, A LAS MUJERES SEÑOR.

Caminan obscenamente delicadas, superlativamente esplendorosas, con esos vestidos ligeros, cortos, de lino o algodón, en los que afortunadamente puede uno admirar esas piernas de concurso, torneadas, firmes, bronceadas con el sol de Abril. Otras, las más, con esos jeans pegados como segunda piel, y que idiotizan festivamente la comuna de mis inquietas hormonas.

Literalmente me encantan, cuando las veo caminando por la Av. Madero en ramillete multicolor, de todas edades; rubias, morenas, altas, bajitas, mexicanas, extranjeras; pero mi razón deja de funcionar si una españolita muy seria con ojos color miel, llamada Begonia me pregunta cómo llegar al Zócalo, o una "gabacha" en un shorcito de mezclilla, y con tremendas piernas, me dice ¿may you help me?, soy anti yanqui a ultranza, no imbécil, así que me olvido de ello, y claro que no sólo la ayudo, sino la llevo hasta el templo mayor, y ahí, si me lo pide ¡hasta me caso con ella!

Verlas con sus lentes de sol, de plano es espectáculo aparte, es una pasarela que subyuga, y que no se ve en París, Milán o Londres, aquí es espectáculo generosamente gratis, lucen todas las marcas inimaginadas: Prada, Dolce&Gabbana, Armani, Cartier, Ray-Ban, Chanel, Dior, Serengeti; en eso me deleito hasta el éxtasis, y es que digo verdad plena, todas son pecadoramente bellas.

Y qué decir de las mujeres excelsas de mis afectos; la que está físicamente a mil Kms. de distancia, simplemente embellece a cada instante de la primavera, y no me canso de admirarla y amarla hasta la idiotez total, ella es punto y aparte; mi ex, hace tiempo que me tiene absorbido el seso por completo con su despampanante belleza, amor, talento, y ultimamente con sus muy intensas "fajadas"; ¡ah! y de la que hace tiempo me hechiza con sus ojazos negros, hoyuelos en las mejillas y 1.68 de altura.

¿Sí o no tiene la culpa Dios de todos mis desvaríos primaverales? ¿De todas mis demencias entre el 21 de marzo y el 20 de Junio? ¿De mi estado de éxtasis y anencefalia temporal? , claro que sí, y basta una sola razón para culparlo...¿Para què las hizo tan bellas y les regaló además la primavera?




Autor: Benjamìn Torres Uballe; prohibida la reproducciòn total o parcial a travès de cualquier medio, con fines de lucro, sin la autorizaciòn por escrito del autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario