viernes, 4 de febrero de 2011

SOÑANDO...

Cuento.

¡Càrajo! Es el noticiario de media noche, una importante cadena televisiva destaca la noticia: 12 hombres acribillados con armas de asalto en el norte del país, 6 en un bar de la zona de tolerancia de una ciudad porteña en el pacífico mexicano, cinco allá por el ajusco, 7 en Tepito, 6 granadas de fragmentaciòn arrojadas a un cuartel de policìa en el noreste; infortunadamente estos hechos parecen repetirse cotidianamente en casi todo el territorio nacional desde hace al menos unos cuatro años.

Violencia, narcotráfico, secuestros, extorsiones, asesinatos, robos, uff, y la lista es aún muy amplia; me temo que se vive en un ambiente insoportablemente angustioso, de tal manera que he venido pensándolo desde hace como un año, y no aguanto ya otro día; a pesar de mi veintena de guardaespaldas adiestrados en Israel, de plano dejo el país; me voy a radicar a New York, desde ahí estableceré mi centro de operaciones para manejar todas mis industrias, mis casas de bolsa, mis agencias de automóviles, mis inmobiliarias, mis líneas aéreas, y mi banco con sus 247 sucursales.

Hombre, claro que sí, por supuesto extrañaré México; como el no hay dos, aquí se vive a plenitud si se tienen los recursos para ello, afortunadamente es mi caso.

La previsión es uno de mis agudos talentos, y hace 8 años compré en Manhattan un departamento de 200 metros cuadrados, justo ahí frente a Central Park; nadie imagina la vista, o sea, ¡supercool!.

Con el Mercedes blindado y el Ferrari, no hay ningún problema, me los enviarán en un contenedor exprofeso para el caso; mi vestuario prefiero dejarlo aquí en el país; aprovecharé la ocasión para renovarlo, no sé si en Beverly Hills, o me doy una vuelta rápida a París en mi jet privado.

Tanto mi secretaria particular como mi asistente personal, ya están apuntadìsimos para irse conmigo; y no tengo problema para ello, una es egresada de Harvard, y el otro del MIT, ambos con MBA, y se adaptan perfectamente al “american way of life”.

Lo que lamento un tanto, y caray, ni modo, uno tiene sentimientos, es que indirectamente afectaré fuentes de empleo en el D.F.; sobre todo en los restaurantes de Santa Fe, Polanco, y alguno que otro de la Condesa y también las boutiques de Av. Masaryk… ¡eh pinche huevòn levántate, ya son las 5:30, a trabajar, luego te quejas que no puedes ni entrar al metro!, no te vayan a ganar el lugar en el tianguis de Neza, y va a venir a chingar el pinche dueño que le paguemos los siete meses de renta..Órale, tómate tu atole y lárgate… y ya te dije que te quites esa pinche chamarra mugrosa del América para lavártela cabròn, pareces puto retrato, hasta que no te de de una madriza vas a entender guey… chale, pinche de mi vieja, chingao, se mancha… tan chido que estaba soñando… puta, ya se me pasó el microbus, chaleee.


Nota: El personaje de este cuento no existe, ni tampoco el escenario, es pura ficción; lo que sí existe es la vieja gandalla del pinche huevòn.


Autor: Benjamìn Torres Uballe; prohibida la reproducciòn total o parcial a travès de cualquier medio con fines de lucro, sin la autorizaciòn por escrito del autor.