martes, 21 de febrero de 2012

SENSACIONES

En la sonoridad del gran silencio viven;
los amantes convergen, en el ser, en el querer.

Palpitan las sensaciones de sus almas, en las sombras, en las auroras.

Se comen deseosos, ansiosos, a besos;

 estremecen, rendidos florecen.

Incontrolados, son cauces de sus vidas;

álamos pariendo a impulsos nuevos.

Perdidos, solos, en el llano infinito de sus trenzados cuerpos.

Así renacen, viven.

¡Ah!, los amantes: se buscan, se encuentran, se pierden... reverdecen en su follaje.

Eternizadas noches, delirio.

Pausas interminadas, claros y sombras, sí, permanecen nunca se han ido.

Ninguna dicotomía, son raíces singulares. Breve dilema, cantan sus manos.

Ellos: cielo, infierno, llanto, risa, nada;

en lo extraño del amor, confluye todo.

Rendidos sucumben en la planicie voraz de la vida, de sus sexos, de su tiempo.

Los amantes son nuevos y viejos, eros y juegos, sueños inmersos.

Los amantes, los besos, los tiempos; sus ojos, sus manos, son otra vez, cielo e infierno.


Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

jueves, 16 de febrero de 2012

LA MAGNOLIA

Cuando te vas, libre, vestida con el alma,
con el arrullo fino de los cantos, la vida clama.

Tu inexistencia triste me destroza, me rebasa.
Tantas dudas tuyas me desbordan, me abalanzan.

En el desapego de mis yerros permanezco.
En el alfabeto de lo necio no lo intento.

Labriego fatigado soy en la vendimia de tu cuerpo.
Labios sedientos de amor; labor pronta que he colmado.

Veleidad en vuestras voces, en las lunas, en los soles.
Vaciedad mirar atrás, es ingenuidad total, asedio a lo posible.

En el abatido sentimiento, sin mácula, mi recuerdo a tu recuerdo.
En el abrigo de tus ojos, de tus manos, desarraigo el absentismo.

Miro el desazón, el desasosiego, la damnación, cuando te has marchado.
Mágica sin embargo tu ausencia... en la inmensidad de la magnolia nuestra.

Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

OLAS

Callada, imponente. Luminosa rompes la mañana.
Al igual que olas vencidas, en la tregua de tu mar, preciso amarte.

Serena descansas, me atrevo a tocarte con el alma en ristre.
Mis besos devoran tu cuerpo, soy explosión, quiero vivirte.

Laureles ciñen tulipanes del recuerdo; tus horas ciertas para siempre.
Todo es verde en este valle; reina aquí la placidez, no quiero ni marcharme.

Guardas mis ojos en los tuyos, soy lágrima olvidada. Soy aquí en tu morada.
Deja en el crisol pausado, tiempo exacto a nuestras manos.

En tu cálido fulgor, converge el paso de los años.
Tantas huellas de sol, de luz, de tardes, de las noches... estrelladas.

Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

RUISEÑOR

En las noches no soy... me voy... puntual.
Me despojo del fastidio, de este cuerpo ruidoso, estorboso.

Viajo asido de las alas del ruiseñor nocturno,
desboco ya en el enigma del mar de escasos sueños.

Soy húmedo dolor cautivo, incontinuada flor, sonoros mis latidos.
Llegan las voces, apuran, se marchan; las quiebro y me rompo.

Vueltas más vueltas, son lo que no quiero; espacios, palabras, todo el silencio.

En las noches soy también como ermitaño,
juego desnudo con las estrellas, con el alma, con el permutar del ansia entera.

Arriba soy fuego, anfitrión de lo perdido; en mi cama absurdo juego comodino.

Juglar es mi disfraz en las sombras juguetonas del final de mi existencia.
En las noches ya no estoy... me quedo en la imponencia plena de los sueños.


Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro, sin la autorización por escrito del autor.

miércoles, 15 de febrero de 2012

LABERINTO

Blancos muslos de luna,

en el laberinto de tu tarde, cautivos yacen perdidos.

Se embriagan presuntuosos en mi boca, en las horas (vividas).

Cabello de trigo soleado, extasiado, anclas mis manos a tus senos.

Ríos furiosos te cercan como al silencio las ansias plenas.

En el claustro de humedad, el eco de tu cuerpo solitario me provoca.

La verdad de tu belleza socava al tiempo, como la hierba.

Dame, indulgente, la paz que necesito, hoy que muero por ti.

Hoy que suave me deslizo, hoy que en tus ojos fugitivos, dócil... agonizo.


Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

LA SOLEDAD

La soledad es vida perdida,
manos inertes, dolidas y frías.
Horas eternas, cruzadas perdidas.
Llorar en silencio al alma vacía.
Ahogarse en veneno, morir en tormento.
Perderse en las sombras, callar los secretos.
Flagelos constantes, sumiso el momento.
Soledad, esclavitud rendida, maligna, perversa.
Es negación, ruindad; destruirse solo en el tiempo,
perder una y otra vez descarriadas batallas en miedo.
Corromper los ¿porqué? en pausas sombrías,
en sordidez extraviados, en los años hallarlos.
Enjuiciadora innoble, miserable te yergues,
inmisericorde, por la atrocidad de los yerros.
Soledad, en el hastío destrozas, rompes, vences;
juegas siempre a ganar, siempre humillas tú,
rejuegas indócil, asedias furtiva; es tuya la mente.
Aniquilas el color, sólo hay dolor en negro y blanco.
Miras las penas, y en el triste encono de los ojos,
en el lerdo andar, sinuosos caminos te maldicen.
Agonizas tantas marionetas inertes: en el pozo, en el fango, en el lastre.
Tu aura de maldad es viento impuro, rocío de hiel,
horas vanas, noches y mañanas álgidas, amargadas.
Soledad, eres luto y encuentro, saldo pendiente a quien debe,
cruel ejecutor puntual; presente que nos hiere, en el alma,
ahí, donde es verdad que duele, hoy... quizás... por siempre.

Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

CARACOLAS

Estoy enamorado. Mis ojos me delatan.

Son caracolas festivas en la noche.

Mi corazón, perpetuo yo, llamándote.

Mi voz es arco presto del guerrero; buscándote, flechándote.

Estoy enamorado. La espera me delata.

En el inacabado viaje de las nubes, cambio el cielo por tu nombre.

En tu cabello ondulan fragmentadas, en ingenuidad, pausadas horas;

son luciérnagas de abril, doncellas desposadas, las horas, las horas...

Tus manos quietas en mi alma, la reposan, la apacientan.

Estoy enamorado. Eres amor, eres preámbulo y epílogo.

Tierra entera, libertad y ansiedad. Tu cuerpo escribo con mi espera.

Estoy enamorado... me gustaría que lo supieras...


Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.