¡Bésame! Feliz,
como si en ello
dejaras la vida;
entrégate hoy aquí,
y deja luego que el
mundo entero diluya./
Guarda tus ojos hermosos
en mi corazón seducido,
vierte la luz del sol,
haz motivo de mis brazos./
Abrázame sin pudor
tan fuerte aunque yo muera;
en el último aliento de amor
mi alma entera te guardara./
Pon en mí tu piel y madrugada,
desnuda el jardín, en estas horas amadas;
en este agradecer a Dios,
en estos etéreos aromas./
¡Ámame ya! Mañana nada nos sirve,
necesaria es tu verdad
de mi espacio y la inocencia.
¡Bésame! otra vez, suavecito, sin prudencia./
Detén las manecillas a las diez,
cual instante portentoso,
amarte siempre es mi pasión,
necesario tal reposo./
¡Encántame! sólo dime que me amas,
sin palabras, sin maldad,
en verbenas luminosas./
¡Ámame!, en nuestra vívida sustancia,
de lo que somos, de lo que anhelamos,
de lo que fuimos, de lo que añoramos,
aun sí, a todo aquello que escapamos…
Autor: Benjamìn Torres Uballe, prohibida la reproducciòn total o parcial a travès de cualquier medio con fines de lucro, sin la autorizaciòn por escrito del autor.
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