Artículo.
El nombre de “La Perla del Pacífico” definía con absoluta precisión al paradisiaco balneario mexicano cuya fama a nivel mundial era incuestionable. Entre los años 1950 y 1970 alcanzó su punto más alto de “glamour”. Los miembros del llamado jet set vacacionaban en Acapulco, contraían matrimonio, filmaban películas y algunos hasta adquirían espectaculares casas con vista a la espléndida bahía. Las estrellas mexicanas de la época contribuyeron a la exquisita fama del puerto al hacerlo su punto de reunión social. Agustín Lara fue el más “descarado”; se inspiró ahí para escribir su famosa canción “María Bonita” dedicada a la Doña.
Para el habitante de la ciudad de México era toda una aventura ir de vacaciones con la familia, o viajar para la luna de miel, y en esos años quién no se escapaba algún fin de semana con los amigos para recorrer cuanto centro nocturno fuera posible, tomarse todas las cubas libres que el cuerpo aguantara, e intentar el “ligue” con alguna “gringa” voluptuosa y calenturienta.
Eran años dorados. Estar en el famoso Acapulco era verdaderamente entrar en el paraíso, con su clima edénico, el mar seductor abrazado por sus hermosas playas, y como inigualables anfitriones, su maravillosa gente porteña, atenta, servicial y cálida.
¿Dónde quedó entonces aquel esplendoroso Acapulco, remanso de diversión sana, de apacibles caminatas por la costera, de crepúsculos interminables, de romanticismo perenne y extático para todos quienes lo visitábamos?
Desde hace varios años la violencia irrumpió, al parecer en forma definitiva, en el siempre bravo estado de Guerrero, acentuándose en años recientes con la manifestación incontenible del llamado “crimen organizado”, el cual ha regado de cadáveres, sin compasión alguna, la región, y muy dolorosamente Acapulco no ha sido la excepción. Al contrario, el pasado día 7 del mes en curso, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal AC, a través de su portal web, ubicó al otrora paraíso del Pacífico en el segundo sitio del ranking mundial de las 50 ciudades más violentas.
El hartazgo de la población guerrerense llegó al límite. En ciertas comunidades de la Costa Chica y La Montaña aparecieron desde 1995 los denominados “movimientos de autodefensa” y las “policías comunitarias”. Recientemente en El Mesón, del municipio de Ayutla de los Libres, la comunidad se erigió en tribunal popular para juzgar mediante usos y costumbres a 53 personas, es decir, harán justicia por su propia mano. Ante esto, algunas ONG y colegios de abogados ya alertaron en el sentido de que Guerrero se ha convertido en un estado fallido. Y es precisamente aquí donde puede estar una de las respuestas al declive de Acapulco. La falta de aplicación de justicia ha exacerbado a las víctimas, y en Guerrero se han encendido desde hace tiempo los focos rojos, aunque el señor gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero intente minimizar el hecho.
Un acto cobarde y despreciable sucedido la madrugada del pasado domingo 4 de febrero en un búngalo en el poblado Alfredo V. Bonfil, en la Zona Diamante de Acapulco, confirma la inseguridad: 6 turistas españolas fueron abusadas sexualmente por cinco sujetos armados. Esto es un drama tremendo y una vergüenza para el país. Sin embargo, para el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, “esto sucede en cualquier parte del mundo, no sólo en Acapulco”. Tal es la ignorancia, arrogancia y desfachatez de este insensible “político”. De nada sirvieron sus posteriores disculpas por tan desafortunada declaración.
Al ilustre señor Luis Walton Basurto le brota por todos los poros del cuerpo la necesidad inmediata para que alguno de sus colaboradores o asesores le explique minuciosamente que: la globalización no aplica en modo alguno en el deleznable delito del abuso de mujeres, es decir, que no porque suceda en cualquier parte del mundo, también debe acontecer en Acapulco. Tampoco estaría de más enterarlo del conocido adagio: “mal de muchos, consuelo de… ”, o incluso de la frase del filósofo inglés Francis Bacon: “un hombre no es sino lo que sabe”.
El Operativo Guerrero Seguro ha generado sólo resultados parciales, sin embargo, la violencia no ha sido erradicada en el estado ni en Acapulco. El cobro de piso, extorsión y secuestro son los delitos más recurrentes que caen como plaga maldita, principalmente sobre los acapulqueños.
Acapulco vive prácticamente del turismo. En la actualidad, más del nacional, pues el extranjero ha migrado a destinos como Cancún, Los Cabos y Puerto Escondido, entre otros. Los tres niveles de gobierno tienen la ineludible obligación de restaurar la seguridad en el destino de playa más popular en México. De nada sirven las cuasi lágrimas del señor presidente municipal solicitando ayuda al gobierno federal si no comienzan él, y el gobernador del estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero, a dejar de comportarse como un par de frívolos políticos tránsfugas, y toman en serio la noble tarea de gobernar a esa maravillosa parte de la república mexicana, tarea que hasta el día de hoy por los resultados mostrados les ha quedado demasiado grande. Cuánta razón tiene don Alejandro Martí: “si no pueden, renuncien”.
STATU QUO POLÍTICO.
La respetable maestra doña Elba Esther Gordillo insiste en la ridícula necedad de aparecer como una mártir ante sus agremiados; ahora lo hizo con la gran “inteligencia” que posee, para compartirnos su epitafio: “aquí yace una guerrera, como guerrera murió”. Por supuesto que hay que reconocerle su actitud guerrera. La belicosidad con la que ha sabido eternizarse 23 años al frente del SNTE desde donde ha podido convertirse de una sencilla maestra en Nezahualcóyotl a una acaudalada y envidiada ciudadana que lo mismo reside en su exclusivo departamento de Polanco que en su lujosa casa de Coronado, en Estados Unidos. Nada de pobrezas, ¡eh!, nada de departamentos o casas de interés social como las que habitan la mayoría de los sindicalizados. ¿De dónde provendrá la fortuna de la “maestra”? Estoy seguro que a su gremio le gustaría saberlo… o confirmarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario