miércoles, 2 de diciembre de 2009

HUMANIDAD

El amor y la vida.
El silencio y el alma.
Los afanes del tiempo.
Ceremonias que pasan.


¡Ah! humanidad perdida,
en la insolente brecha de tus días gloriados;
obscuridad obscena, bestia depredadora.
Sinrazón escabrosa de piel madura,
miseria es vuestra ruindad, hiena ruin;
repudio a tu ignominia
como los sueños que atrapa la Luna,
que acuciosa infiel se yergue agazapada
tras la presa fácil que no mira más distante.

¿Cómo desharás viejo camino, las historias repetidas,
sudor de los engreídos?
¿Dónde abrevarán la paz esos hombres y sus llantos?
¿Cuántas manos más conllevarán tus penas?
¿Cuántas de ellas errarán hambrientas las miradas
de tus hijos?
¡Ay!, humanidad entera, ¿a dónde vas?
Ninguna sombra fugaz de amor te espera.

Inimaginadas horas de dolor surcarán tus horas
y te poseerán hambrientas,
como la noche devora para siempre la luz en las pupilas.
Así, ávidas flores marchitas, se entregarán ansiosas a ti.

Lamentos reverberan allá, en el eco de las almas duras,
tal la roca del desierto en el medio morir abrupto,
avasallado sin distingos;

en tanto hordas festivas mascaradas bailan
sin dilación sobre manecillas totales,
atemporales, dueñas de sus bailes .

Anteayer, apenas niña jugando a distraer la vida,
acuciosa, circundante;

tomada idílica de la mano en caricias inocentes;
hoy, ya ni siquiera amantes locos, de esos que guardan veneno
y se esconden temerosos unos con otros, a la espera del amanecer,
que no regresará porque se fue, se fue pa’ siempre…

Humanidad, perdida, finita; cuánta tristeza por ti, en la memoria.


Autor: Benjamìn Torres Uballe; prohibida la reproducciòn total o parcial, a través de cualquier medio con fines de lucro, sin la autorización por escrito del autor.


Del libro: Plural Vagabundo versión 19.52. Abril 2011

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