domingo, 16 de diciembre de 2012

"VOLAR MUY ALTO Y MUY LEJOS": PEÑA NIETO

Artículo.

El Presidente de México, muy emocionado, expresó una optimista y hasta pudiera decirse bonita frase el pasado 12 del mes en curso durante una gira por San Luis Potosí. “Estamos emprendiendo el vuelo, queremos volar muy alto y volar muy lejos…”. Tales palabras seguramente fueron dichas de buena fe y no sin cierto dejo de inocencia, ya que irremediablemente hacen recordar a un presidente priista de triste memoria para los mexicanos en el sexenio de 1970-1976: Luis Echeverría Álvarez, cuyo lema de gobierno fue “Arriba y adelante”.

Cierto que desde aquel populista, represor, ineficaz y acaso sangriento régimen echeverrista, han transcurrido 36 años a través de los cuales el país como cualquier otro ente vivo, ha sufrido grandes transformaciones sociales, económicas, demográficas y políticas, es decir, la nación de hoy poco tiene que ver con lo que era en los años setenta.

Enrique Peña Nieto ha iniciado su gestión con decisiones ciertamente importantes y trascendentales que auguran, al menos en el arranque del sexenio, voluntad e inteligencia políticas para la toma de decisiones por difíciles y costosas que éstas sean. La inmovilidad, pasividad y ambigüedad en el recién concluido gobierno panista, se convirtieron en pesadas rémoras para el avance del país en las áreas estructurales; basta con voltear a ver las cifras del desempleo abierto, las del comercio informal, el lugar que ocupa la calidad de nuestra educación escolar en el mundo, y también el exiguo crecimiento del PIB, el cual no es para presumir -aunque algunos insistan en hacerlo.

La administración actual, hay que decirlo, actúa políticamente correcta al desactivar de entrada las provocaciones de aquellos “resentidos y trastornados por el deseo de poder”, que amenazan rudimentariamente con llenarle de obstáculos el camino mediante ignominiosos chantajes y burdas e hilarantes amenazas, además de pretender distraerle de actividades prioritarias y fundamentales.

Diálogo y acuerdos son la esencia de la actividad política. Y el Presidente cuenta hoy con dos operadores políticos de grandes ligas en el Congreso; tanto Manlio como Gamboa poseen la onza de oro para realizar tan delicada y fina tarea, por lo que en consecuencia, el margen de maniobra para el jefe del Ejecutivo se abre significativamente y con esto llevar a buen puerto las reformas estructurales que tanto precisa México. Ha iniciado exitosamente con dos: la aprobación a La Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y la reforma educativa.

Los espaldarazos que el Presidente ha recibido en los primeros días de trabajo tanto en el país como en la comunidad internacional, entre ellos el gobierno de los Estados Unidos, redundan en un ambiente menos áspero y más confortable, lo que sin duda genera una atmosfera de confianza, propicia para un mejor desempeño en la cotidiana e impostergable labor de la toma de decisiones.

Sin embargo, es precisamente en la conformación del gabinete donde se generan las primeras dudas y cuestionamientos para Peña Nieto: el número de mujeres que han sido incluidas es incuestionablemente bajo e insuficiente, aún más si se considera que por lo menos una de ellas ocupa el cargo como parte de la acostumbrada “cuota política”. Pero las interrogantes se magnifican con los nombramientos “sorpresivos” de personajes identificados por la sociedad mexicana como miembros del viejo PRI, de ese viejo y desgastado partido político cuyo bagaje de corrupción, autoritarismo, demagogia, atraso e ineficacia se constituyen como peligrosas sombras de dudas en un regreso al pasado, de un vergonzoso más de lo mismo.

Corresponde pues al presidente Peña Nieto, mediante decisiones y hechos contundentes, demostrar al pueblo de México que el abyecto PRI al que los mexicanos lanzaron del poder hace 12 años hoy no está de regreso, porque eso sería un suicidio político y una irreparable pérdida de tiempo para esta gran Nación que es México. Los mexicanos estaremos muy vigilantes de que ese “volar muy alto y muy lejos”, no se quede en simple retórica populista, y por el contrario sea efectivamente el despegar hacia cielos más promisorios y justos donde las esperanzas de 110 millones de mexicanos puedan al fin realizarse.

Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

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