Sábado,
infinito, tan deseado;
dormido aún,
siento en mis labios
tu beso húmedo, amoroso
despertando corazones. /
Me lleno de ti
tornasol de mis emociones,
vas juvenil
de la cocina a mi flojera,
y veo el arte de tus pantalones justos
que se llevan colgados mis deseos;
entonces, me despierto,
te saludo, y es tu cuello
antesala del futuro,
reincidencia de unas horas. /
Sábado,
impresión puntual,
compartiendo mi vida con lo amado,
con tu enojo, con tu sol,
con tu mundo extraño, diáfano, bello. /
Qué fácil mirarse así,
en tus ojazos luminosos
vanidosos, inusuales;
culpables, de ti de mi,
de nosotros, los amantes. /
Es mi efímero enojo
derrotado argumento
que se vence temprano,
no hay batalla antes de tiempo,
lo subyuga tu voz,
la delicia de tu encanto./
Sábado,
escritura en lo inmerso de los dos,
como notas fascinantes,
mágicas, arrogantes,
ser a ser,
horizontes, caminantes. /
Sábado,
en tu final se estrujan sensaciones,
anhelos que me tocan al mirarla,
cuando quiere ser niña
cuando decide ser mujer
caprichosa o hasta diosa. /
En el perenne anochecer
nos regalamos nuestras manos
nuestros sueños;
y en el amanecer, es
que nos amamos.
Autor: Benjamìn Torres Uballe; prohibida la reproducciòn total o parcial a travès de cualquier medio con fines de lucro, sin la autorizaciòn por escrito del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario