viernes, 29 de junio de 2012

PERFUME

Bebo lentamente el manantial
del travieso perfume de tu ondulado cuerpo.
Vivo trepidante en la espiral finita,
donde se junta el cielo, despacio, en el rejuego.


La noche se mueve a tiempo,
en el complejo eterno de tus ojos de piedra, de jade.
Henchidas de silencio estremecen, como delicado viento,
las pasiones fascinantes, los anhelos vigilantes.


Aves circundantes se agolpan impacientes,
en tu sexo.
Guardan agitadas aromas virginales, como fuego.
Y yo, te beso, te deseo, permanezco.


Largas y espesas, igual que púber arboledas,
tus piernas nacaradas me abrazan, me arrebatan.


Llueves en mí,
tu rumoroso caudal me extravía,
me estremece, me enloquece.


Claridad tanta en nuestros mundos
que tiritan los minutos,
cuando la marcha obscura
es vencida por la arrebolada luz
de tus senos que perduran.


Olas del silencio están aquí, mirando,
al igual que el Sol
la cordillera sinuosa de tu cuerpo,
y yo deambulo extraviado,
viviendo sólo para amarte.


Autor: Benjamín Torres Uballe; prohibida la reproducción total o parcial a través de cualquier medio con fines de lucro sin la autorización por escrito del autor.

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